Guerras yugoslavas | ||||
---|---|---|---|---|
Parte de la disolución de Yugoslavia, las revoluciones de 1989 y la era posterior a la Guerra Fría | ||||
![]() De arriba a la izquierda, en el sentido de las agujas del reloj: policías eslovenos escoltando a soldados del ejército yugoslavo capturados de regreso a su unidad durante la guerra de independencia eslovena de 1991 (Guerra de los Diez Días); un tanque destruido durante la batalla de Vukovar, en la guerra de Croacia; Instalaciones de misiles antitanque serbios durante el asedio de Dubrovnik; nuevo entierro de víctimas de la masacre de Srebrenica (guerra de Bosnia) de 1995 en 2010; Un vehículo de la ONU circulando por las calles de Sarajevo durante el asedio de Sarajevo. | ||||
Fecha | 25 de junio de 1991-12 de noviembre de 2001 (10 años, 7 meses y 12 días) | |||
Lugar | Yugoslavia | |||
Casus belli | Los nacionalismos, la Guerra Fría y la caída del comunismo | |||
Resultado | Desintegración de Yugoslavia | |||
Cambios territoriales | Independencia de Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Macedonia y la República Federal de Yugoslavia | |||
Beligerantes | ||||
| ||||
Comandantes | ||||
| ||||
Bajas | ||||
140 000 muertos 4 000 000 desplazados[1] | ||||
Las guerras yugoslavas fueron una serie de conflictos en el territorio de la antigua Yugoslavia, que sucedieron entre 1991 y 2001. Comprendieron dos grupos de guerras sucesivas que afectaron a las seis exrepúblicas yugoslavas. Se han empleado términos alternativos como guerra de la antigua Yugoslavia o guerra de los Balcanes.
Las guerras se caracterizaron por los conflictos étnico-religiosos entre los pueblos de la antigua Yugoslavia, principalmente entre los serbios, por un lado, y los croatas, bosnios y albaneses, por el otro; aunque también, en un principio, entre bosnios y croatas en Bosnia y Herzegovina. El conflicto obedeció a causas políticas, económicas y culturales, así como a las tensiones étnicas y religiosas (predominio musulmán en Bosnia y predominio cristiano en Serbia). Hubo muchos detonantes, entre los principales encontramos la inestabilidad social en la la provincia de Kosovo (motivada por factores como cambios demográficos, una creciente serbofobia y una mala respuesta administrativa) que acabaron por hacer que Milošević disolviera la autonomía de la provincia, la crisis económica socialista que azotaba al bloque del este (aunque con menos vehemencia en Yugoslavia) pero ante todo, el considerado como principal precedente a la desintegración política de Yugoslavia fue la ruptura de la centralidad de la SKJ en favor de sus ramas regionales.[2] Estas ramas regionales (en especial la croata (SKH)) fueron abandonando progresivamente el socialismo yugoslavo en el contexto del debilitamiento internacional del socialismo y empezaron a virar hacia el nacionalismo. En 1990, en Croacia, se convocaron elecciones parlamentarias libres, donde el partido nacionalista HDZ ganó por mayoría absoluta. El auge del nacionalismo empieza a aumentar en todas las repúblicas internas de Yugoslavia, y finalmente, las fuerzas políticas gobernantes se identifican con sus respectivos nacionalismos (el serbio, liderado por Slobodan Milošević, el croata por Franjo Tuđman y el bosnio por Alija Izetbegović). En esta situación, el debate político sobre las independencias de las repúblicas internas era ya hegemónico. Meses después, Eslovenia presenta su DUI, comenzando la Guerra de los Diez Días y en Croacia estalla la Guerra de Croacia. Posteriormente el 15 de enero de 1992, los países de la Comunidad Europea y algunos de la comunidad internacional reconocieron la independencia de Eslovenia y Croacia, lo que supuso la disolución de la RFS de Yugoslavia.[3] Serbia y Montenegro siguieron usando esa denominación, sin reconocimiento internacional, hasta 2003.
Las guerras yugoslavas finalizaron dejando gran parte de la antigua Yugoslavia reducida a la pobreza, con una desorganización económica masiva e inestabilidad persistente en los territorios donde ocurrieron las peores luchas. Esas guerras fueron los conflictos más sangrientos en Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, con 130.000 a 200.000 muertos[4] y millones más desterrados de sus hogares. Fueron también los primeros conflictos desde la Segunda Guerra Mundial en haber sido formalmente juzgados: los genocidas y muchos de los individuos claves fueron procesados y condenados por crímenes de guerra.